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CÓMO DESENMASCARAR Y ERRADICAR AL COLESTEROL Y LOS TRIGLICERIDOS ELEVADOS

Publicada: 2020-09-10 13:24:29
Provocan obstrucciones vasculares y afectan las arterias coronarias. Dieta equilibrada y actividad física son fundamentales.

En plena pandemia de COVID-19, la atención no debe estar puesta sólo en esa patología: las demás siguen existiendo. Pueden no manifestarse, pero sí complicar al organismo silenciosamente, hasta que un día sorprenden con un mal mayor.

Las cifras a nivel mundial dan una dimensión del riesgo de colesterol y triglicéridos elevados: causan unos cuatro millones de muertes prematuras por año, de las cuales del 50 al 60 por ciento ocurren en los países en desarrollo. Además, se estima que entre el 40 y el 60 por ciento de la población adulta tiene niveles de colesterol o de algunas de sus fracciones en cifras indeseables.

El trastorno de los lípidos alcanza un 32 por ciento en hombres y un 27 por ciento en mujeres de la población mundial.

Los trastornos de los lípidos plasmáticos que circulan en nuestro organismo, es decir el colesterol y los triglicéridos, son conocidos como dislipidemias.

«Colesterol y triglicéridos son potencialmente facilitadores de distintos problemas de salud, fundamentalmente obstrucciones vasculares, dentro de las cuales, la afectación de las coronarias resulta particularmente importante», explica el doctor Diego Bares (M.P. 111.650), especialista consultor en clínica médica.

Bares señala que antes de establecer los parámetros para tratar a un paciente con dislipidemia, por ejemplo con hipercolesterolemia -colesterol alto-, primero se debe definir el perfil lipídico, y luego «se debe determinar el riesgo cardiovascular del paciente, lo que se denomina estratificación de riesgo«.

Esto se puede realizar a través de la aplicación de diferentes tablas (Framingham, Reynolds Score, OMS, Sociedad Europea), que establecen y clasifican a los pacientes en cuatro categorías: bajo riesgo, moderado, alto y muy alto. En función de dónde se ubique el paciente, «serán los niveles de LDL -colesterol malo- que le corresponderán».

Es decir -resalta el doctor- que no existe un valor estándar de LDL para la población general, sino que está determinado por su estratificación de riesgo. «Es muy común que los pacientes sean tratados por su colesterol total, sin haber definido las LDL y lo que es más grave aún, sin haber estratificado su riesgo», remarca.

Con los triglicéridos, ocurre lo opuesto. Fundamentalmente, provienen de la dieta desequilibrada y de la carencia de actividad física regular, «elemento muy importante para generar hipertrigliceridemia«, asegura el jefe de Servicio del Servicio de Clínica de Admisión del HIGA San Martín de La Plata.

Colesterol

El Colesterol LDL (lipoproteína de baja densidad, por sus siglas en inglés) es lo que comúnmente se denomina “colesterol malo” y está representado por una lipoproteína (LDL) que «hace la suerte de ‘barcaza transportadora’ de la sustancia química».

Si no existiesen estas ‘barcazas’, el colesterol no podría transportarse a través de la circulación y tampoco podría interactuar con sus respectivos receptores a nivel muscular hepático.

«Aquí, se podría explicar el principal problema de los pacientes con colesterol elevado (dislipemias familiares/ genéticas), en donde los mismos carecen -total o parcialmente- de estos receptores, lo que genera que el colesterol LDL no pueda ser captado por el hígado ni los músculos, quede circulando en el torrente sanguíneo, penetre en los lechos vasculares y genere las complicaciones clínicas habituales, como el infarto agudo de miocardio«, describe.

Los valores podrían dividirse en dos. Colesterol total normal: hasta 240 miligramos por decilitro, y el valor óptimo: hasta 200 mg/dl.

Por otro lado, el colesterol HDL (lipoproteína de alta densidad) representa al conocido como “colesterol bueno”, y al igual que su contraparte, está transportado por proteínas, pero, en este caso, actúa como «camioncito recolector de basura».

Su accionar es completamente opuesto al colesterol LDL. «Levanta el colesterol y otros lípidos de las arterias, los transporta al hígado y aquí se metaboliza o se reutiliza«, indica el profesor de la Universidad de La Plata.

Cómo debería tratarse el colesterol elevado

La dieta y la actividad física «no deben faltar en ningún paciente con dislipemias», pero aun así, en lo referente a su acción directa para descender el colesterol LDL, «no generan una impronta significativa». Según reportes internacionales, solo disminuiría entre 4 y 11 por ciento de sus valores, aunque sí incrementa los del colesterol bueno, y reduce significativamente los triglicéridos.

«La piedra angular del tratamiento está dada por lo farmacológico y está representado por un grupo de drogas llamadas estatinas: simvastatina, atorvastatina, rosuvastatina, pitavastatina», explica.

Y continúa: «Paralelamente, existen otras drogas como el ezetimibe, secuestradores de ácidos biliares, ácido nicotínico y actualmente las últimas drogas -con indicaciones específicas rigurosas- como son los IPCSK9 -inhibidores de la PCSK9″.

Las mialgias -dolores musculares- son la causa más frecuente de abandono de tratamiento por parte del paciente y del retiro del mismo por parte del médico.


Triglicéridos (TG)

Son un tipo de grasa orgánica que proviene fundamentalmente de fuentes exógenas -alimentos- y que, por exceso de ingesta de este tipo de alimentos, por falta de actividad física, por problemas genéticos o algunos de estos problemas asociados, «incrementan sus valores y pueden generar distintas complicaciones«.

Riesgos físicos

La principal complicación clínica de la hiper TG es una «entidad que puede ser potencialmente grave mortal como es la pancreatitis«. Su riesgo comienza cuando los valores son superiores a 500 miligramos por decilitro y se potencia de manera significativa cuando supera los 1.000 mg/dl.

Otro problema -con menor frecuencia que en la hipercolesterolemia- es la posibilidad de «generar y contribuir con el proceso aterosclerótico«, generando inflamación y obstrucciones arteriales. Esto puede desembocar en su «complicación más frecuente como es la cardiopatía isquémica o el infarto agudo de miocardio«.

Cómo tratarla

Cualquier hiper TG -asegura el especialista en dislipemias- sea del origen que sea, tiene como columna vertebral la dieta y la actividad física aeróbica regulada y programada.

«Paralelamente a esta situación -luego de tres a seis meses del tratamiento mencionado- se pueden utilizar fármacos. Los principales son los fibratos (fenofibrato, bezafibrato, gemfibrozilo) y otras drogas de menor utilización como el ácido nicotínico y, mucho más alejados y con algunos cuestionamientos, el Omega 3«, enumera.

Medidas preventivas para no llegar a padecer dislipemias

En general, para los pacientes con hipercolesterolemia -colesterol elevado- al ser poseedores de un defecto genético, «se les hace imposible tomar una conducta preventiva«, aunque la dieta y la actividad física pueden colaborar con la disminución -en un porcentaje bajo- del colesterol malo, y el aumento del bueno.

En cuanto a los TG, «su prevención tendrá una relación directa con el manejo de las causas que generalmente lo producen: obesidad, sobrepeso, diabetes, alcoholismo«, puntualiza.

Fuente: conbienestar