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Crear universos de juego y disfrute con empatía y sensibilidad, las claves para una neurocirugía pediátrica


Publicada: 2022-08-12 22:00:55

Todos sabemos que afrontar estos procesos con un hijo es un momento de mucho estrés. Sin embargo, a temprana edad, todo se puede hacer de una manera menos shockeante.
El sol entrando por la puerta ventana de mi consultorio, escucho pasos apresurados y susurros desde la silla de mi escritorio. Tocan la puerta, abro y hago pasar a una familia. Todos tienen caras muy angustiadas, a punto de llorar. Los hago sentar y les pido que me comenten el motivo por el que han venido a la consulta con un neurocirujano pediátrico.

Me cuentan su historia: venían de ver a varios especialistas y estaban aterrados por la consulta conmigo. En ese momento, veo su historia clínica y unos estudios que la madre me entrega temblorosamente. Analizo el caso y en el preciso instante que suelto de mi boca las palabras “señora esto es para operar”, la madre se quiebra en llanto, como si fuera el final de una película ya conocida.

Muchas veces siento y vivo en carne propia todo lo que ocurre en los pensamientos de los padres de mis pacientes y me doy cuenta de que son los mismos miedos e inquietudes que yo tendría si tuviera que pasar por esa situación. Esto me hace sentir aún más cercano a ellos, pero con herramientas y conocimientos para poder ayudarlos.

A su vez, también pienso qué pasa por la cabeza de mis pacientes. Recuerdo que para mí ir al pediatra era muy divertido, sobre todo porque me hacía sentir especial, como si fuera su único paciente y además, en su consultorio, había peces de todos colores que podía alimentar, lo cual aumentaba la diversión.

Es de suma importancia contar con un profesional empático al momento de tener que operar a un hijo. (Foto: Adobe Stock)
Es de suma importancia contar con un profesional empático al momento de tener que operar a un hijo. (Foto: Adobe Stock)

Ahora, estando del otro lado, quiero que todos mis pacientes crean que están en un universo de juego y disfrute dentro de lo posible. Todos sabemos que afrontar una cirugía es un momento de mucho estrés, pero a temprana edad todo se puede hacer mucho más entretenido.

En mi consulta, les explico todo, tanto a los padres como a mis pacientes, a través de dibujos y gráficos para que sea más fácil de entender. Me gusta sumar a los padres a mi relato, para que así formemos un equipo. Creemos un ambiente de contención y como resultado, la familia logra afrontar mucho mejor el proceso.

Ambiente positivo para aliviar la angustia de las familias de los pacientes

Desde la mirada del paciente y su grupo familiar, es de suma importancia contar con un profesional empático y con una sensibilidad tal que pueda contenerlos. De eso se trata un poco ser un neurocirujano pediátrico, no es sólo tener el conocimiento académico, sino la calidez humana para llevar a cabo la atención.

Desde el consultorio, tratamos de que las familias se vayan un poco más aliviadas y con todas las facilidades de poder contactarnos para responderles sus dudas y preguntas, así como también ayudarlos con tantos trámites y burocracia que hay en el sistema de salud durante todo este proceso que conlleva llegar al día de la cirugía.

Toda esta contención que uno brinda genera un ambiente positivo de trabajo con las familias, que luego se ve reflejado el día de la cirugía y en su seguimiento postquirúrgico.

Como neurocirujano pediátrico, siento que todo lo que aprendí y viví junto a los pacientes que pude ayudar y a los que pude acompañar en su camino, me hace crecer día a día como persona y cirujano para continuar por este camino. Es una enorme responsabilidad hacerlo de la mejor manera posible. Sin pacientes no hay médicos.

La neurocirugía pediátrica es una hermosa profesión donde somos muy pocos. Pero los que realmente nos dedicamos a esto sabemos que existe un universo mágico que nos conecta con nuestros pacientes y sus familias. Muchas de las enfermedades que tratamos no tienen secuelas permanentes y muchos de nuestros pacientes tienen vidas plenas luego de la cirugía.

Como especialistas en Neurocirugía, nos toca ser la cara visible en cuanto al acto quirúrgico en sí, pero debo decirles que no es el hecho de mayor importancia. Tanto desde lo humano como lo médico, es esencial trabajar en equipo con otras especialidades pediátricas para intentar llegar al mejor resultado. Los cirujanos somos un integrante más, sin todo el resto del equipo de salud no podríamos llevar a cabo ninguna de las intervenciones que realizamos a diario.

Como consejo, siempre me gusta decir que nunca dejen de cuestionarlo todo. Es la mejor manera que encontré de aprender.

(*) El autor Juan Manuel Liñares (M.N. 138.033 – M.P. 7.721) es neurocirujano pediátrico en el Hospital Provincial Neuquén y miembro de la International Federation of Neuroendoscopy (IFNE). Además, es Site Director and Teacher Assistant en el programa “Principles and Practise of Clinical Research Team de la Universidad de Harvard T.H. Chan School os Public Health.