Definir la dirección. ¿Dónde queremos llegar?
Es importante la meta sea motivadora, tangible y factible, y se exprese en forma clara y concreta, de modo que sea comprendida por todos los integrantes de la empresa.
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Analizar la situación actual.
Para saber que camino tomar debemos saber en primer lugar donde estamos parados, los recursos con los que contamos, nuestras fortalezas y debilidades y oportunidades y/o amenazas que nos presenta el mercado, para estar preparados. Que acciones o situaciones actuales nos acercan a la meta y cuales nos alejan.
¿De qué manera podemos cambiar aquellas que nos alejan?
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Establecer metas a corto y mediano plazo que nos conduzcan al logro de los objetivos propuestos en el plan.
Es importante tengan plazos definidos y sean cuantificables, de modo que podamos evaluar su concreción, factibilidad y realizar los cambios necesarios. Para ello debemos estar atentos a realizar revisiones periódicas que nos permitan corregir el rumbo, si no estamos satisfechos.
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Es imprescindible que quienes compartan la dirección coincidan con el plan y se comunique de modo claro a todos los integrantes de la empresa, de forma que todos estén al tanto y sepan la tarea que les corresponde y como desempeñarla.