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DESPUÉS DE LA VACUNA, ¿TIENE SENTIDO USAR BARBIJO?

Publicada: 2021-01-11 17:10:21
La creencia de que el tapabocas va a desaparecer en el corto plazo al empezar la inmunización no es acertada. Qué medidas de prevención deberían quedarse.

El barbijo se convirtió en el complemento de moda menos pensado de 2020. Con el inicio de los procesos de vacunación, mucha gente cree que ya les queda poca vida útil, en especial porque con la llegada del calor intenso llevar mascarilla resulta agobiante para algunas personas. Sin embargo, todavía vamos a compartir bastante tiempo con el tapabocas.

El uso de barbijo es una de las medidas fundamentales de prevención efectiva de los contagios de coronavirus, junto con el lavado de manos frecuente, evitar los lugares concurridos y respetar la distancia social de 2 metros y la ventilación en los espacios cerrados. La llegada de las vacunas no va a sustituir estas prácticas, al menos no en el corto plazo. Y menos aún con el incremento de los positivos de los últimos días.

Tienen que seguir todas las medidas de prevención, no sólo la de usar mascarilla. Porque la vacuna no garantiza que no se pueda contagiar a otros. De hecho, ahora mismo deberíamos ser más estrictos con las restricciones que se toman ante el aumento de los casos”, destaca a Con Bienestar Sergio Perrone (M.N. 65.665), especialista en hipertensión pulmonar y trasplante de pulmón y corazones.

Es decir, que por más que uno reciba la vacuna contra el Covid-19 va a tener que seguir usando el tapabocas. “Es por una cuestión de que podemos estar vacunados pero ser portadores y contagiar a otros. Está demostrado que el antídoto reduce la agresividad de la enfermedad y ayuda a combatirla. Pero no hay pruebas de que se destruya el germen que ya está en el organismo ni tampoco hay demostración de que se disminuya la posibilidad de contagio”, señala Perrone.

Quitarse el barbijo va a depender de la cantidad de personas que se vacunen y en qué tiempo. “La gente se cree que porque llegó la vacuna está la solución, y no es así. Primero hay que aplicarla y luego formar las defensas”, alerta el especialista. Por ello, estima que hasta que, como mínimo, no esté el 50 por ciento de la población vacunada, no se podría empezar a plantear que se liberen un poco algunas de estas medidas de prevención.

“Con la mitad de la población vacunada se empezaría a ver si es efectiva. Una vez se logre afianzar la confianza en el antídoto recién ahí podremos empezar a plantear una reducción de las medidas de prevención, pero no antes y para eso aún falta”, aclara Perrone.

El lavado de manos y la higiene se quedan

Los especialistas ponen énfasis en que si bien a largo plazo hay medidas que podrán desaparecer de forma paulatina cuando se tenga controlada la pandemia, como la prohibición de estar en espacios cerrados o el uso del barbijo, hay otras que deberían quedar para la posteridad.

Estas son la higiene de los productos y alimentos que ingresamos al hogar, la limpieza del calzado y el lavado de manos frecuente.

Desinfectar con lavandina las bolsas de las compras y repasar con precaución los alimentos se volvió primordial, así como el lavado a fondo de manos durante la desinfección de los productos y del área de la cocina donde se realizan estas acciones. Una práctica que debería convertirse en un hábito. Por su parte, el calzado transporta gérmenes y bacterias y no está demás dejarlo en la puerta.

Las manos son las principales portadoras de gérmenes que causan enfermedades y el lavado de las mismas con jabón -especialmente en los momentos críticos como después de usar el baño, de limpiar las heces de un niño y antes de manipular alimentos- es una intervención clave que salva vidas. Es la manera más efectiva y económica para prevenir diferentes enfermedades infecciosas, como la diarrea. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ideal es que este lavado se realice, por lo menos, durante 40 segundos.

Una de las teorías más extendidas es que se necesitan 21 días para adquirir un nuevo hábito. La pandemia ya lleva un año, con lo cual se puede afirmar que pasó el tiempo necesario para que incorporemos estas costumbres a nuestra rutina.

Fuente: conbienestar