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El maltrato entre adolescentes, una problemática compleja que incluye a los medios de comunicación


Publicada: 2023-03-13 11:22:31

La prevención del acoso escolar tiene una responsabilidad compartida de todos los que se encuentran en el entorno. Pero también de quienes informan sobre la realidad.
Síntomas de depresión, sentimientos de soledad, tristeza, miedo, preocupación, frustración, ira, irritabilidad, somatizaciones, trastornos del sueño, problemas de concentración y de rendimiento escolar, son señales que destacan los expertos a tener en cuenta como consecuencia del bullying. Agregan, además, síntomas de ansiedad e intentos suicidas.

De acuerdo con un estudio realizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en 2016, aproximadamente el 43% de los adolescentes encuestados informó haber recibido mensajes desagradables o hirientes en los últimos doce meses, especificando que el 18% señaló que publicaron ese tipo de mensajes en plataformas donde otros podían verlos, el 14% reportó que recibió amenazas por Internet y el 11% manifestó que quedó excluido de un grupo o actividad virtual.

“Nuestros cerebros, nuestros cuerpos y nuestra sociedad han estado evolucionando juntos para dar forma al desarrollo humano durante milenios. En los últimos 20 años, el advenimiento de la tecnología portátil y las plataformas de redes sociales [ha estado] cambiando lo que tardó 60,000 años en evolucionar”, resume Mitch Prinstein, director científico de la Asociación Americana de Psicología (APA). “Estamos empezando a entender cómo esto puede afectar el desarrollo de los jóvenes”.

“Como médicos de atención primaria, es nuestro trabajo evaluar las cosas que pueden dañar a nuestros pacientes”, reconoce Jennifer Cáceres, MD, primera autora, decana asociada principal de asuntos estudiantiles y admisiones y profesora asociada de medicina en la Facultad de Medicina Schmidt de la FAU. “Entre estas responsabilidades, se incluyen la detección del uso de las redes sociales, la intimidación, el acoso cibernético, los problemas de salud mental y muchos otros”.

Respecto al abordaje, hay que destacar la importancia de trabajo de diferentes aristas, por ejemplo:

  • Desde el núcleo familiar: manteniendo una comunicación adecuada y permanente con chicos y adolescentes.
  • Desde la docencia: escuchando a los alumnos, integrando planes de prevención y promoviendo la empatía entre los alumnos.
  • Desde la escuela: disponiendo un reglamento de acción, capacitando a los docentes en torno a la temática.

“El error más habitual en el abordaje del bullying, sobre todo en el ámbito educativo, es separar las aguas entre “buenos” y “malos”. De hecho, aquellos chicos que abusan de manera permanente de los compañeros deben ser abordados con ánimo de entender qué les pasa y qué los hace actuar de esa manera, no solamente castigando sus conductas, sin apuntar a algo que vaya más allá de ellas”, plantea Miguel Espeche (M.N. 10.199), psicólogo especialista en vínculos y coordinador general del Programa de Salud Mental Barrial del Hospital Pirovano.

El rol de los medios en el abordaje del bullying

El rol del periodismo también tiene su parte en el abordaje integral. Según un trabajo titulado ¿Qué informa la prensa escrita argentina acerca del fenómeno de cyberbullying? De Alejandra Inés Lanzillotti y Guido Pablo Korman, ambos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), en la Argentina, los artículos periodísticos incluyen la definición y caracterización del fenómeno de bullying, así como a las consecuencias, detección y posibles abordajes de esta problemática.

Sin embargo, los casos con mayor repercusión mediática son aquellos en donde se produce la muerte por suicidio del niño, niña o adolescente, presentándola como una consecuencia directa del bullying.

A finales de febrero todo esto quedó expuesto con el caso de las gemelas argentinas que cayeron de un edificio en Barcelona.

En la adolescencia, la discriminación, la desigualdad y la fijación de estereotipos contra las niñas suelen adquirir mayor intensidad. (Foto: Adobe Stock)
En la adolescencia, la discriminación, la desigualdad y la fijación de estereotipos contra las niñas suelen adquirir mayor intensidad. (Foto: Adobe Stock)
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“Entiendo que con la velocidad que los hechos se suceden y en el afán de comunicarlos para que no vuelvan a ocurrir, se redactan titulares y textos que luego nos confrontan con posibles hechos indeseados”, explica María Zysman, Directora de Libres de Bullying. Y comparte algunos ejes a considerar a la hora de producir notas periodísticas referidas a tragedias vinculadas al bullying:

  • Evitar los diagnósticos exprés de las situaciones. Es difícil saber si las situaciones límite fueron generadas por bullying u otros motivos. Seamos cautelosos, pensemos con lucidez, esperemos.
  • No adjudicar nunca las causas del bullying a alguna característica de la víctima. No se le hizo bullying “por extranjera”, “por obesa”, “por gay” sino por el odio que siente quien lo hace y la falta de recursos para pedir ayuda de los espectadores directos.
  • La falta de pedido de ayuda muchas veces se debe a intentos fallidos por hacerlo. No juzguemos a quienes suponemos no actuaron a tiempo. Tal vez lo hicieron y no obtuvieron la respuesta necesaria. Culpabilizar a los espectadores es riesgoso e injusto.
  • No difundir cartas o mensajes de las víctimas de decisiones límite que “justifican” su actuar. Suelen plantear que no hay otra salida y eso jamás debemos reforzarlo.
  • Cuidar a la comunidad escolar y al barrio.
  • Plantear al bullying como precipitador y no como única causa.
  • No dar diagnósticos en el relato policial o crónica periodística. No es necesario decir si la víctima de bullying tiene/tenía o no autismo, síndrome de Down o retraso madurativo. No suma considerar que quien agrede o agredió a otros traía un diagnóstico de bipolaridad u otro. No estigmaticemos a niños, niñas y adolescentes. Esos diagnósticos no son causa ni de hacer ni de sufrir bullying.
  • Evitar fotos de la escuela, el barrio, el balcón o sitio en que sucedieron hechos trágicos.

La mirada integral sobre el bullying apunta entonces a trabajar en lo educativo, lo ético, lo familiar, lo institucional, incluso en lo filosófico y lo periodístico, agregando la educación emocional a modo de recurso para que los impulsos logren encontrar su camino de manera positiva, no a través de lo violento, para que en los ambientes en los que niños y grandes transitan a diario no sea ya tomado como normal que ocurra lo que, sin dudas, es un signo de disfuncionalidad peligroso, y a que a todos incumbe solucionar.

Fuente: Conbienestar