El estudio “A”, realizado en Valencia, con una participación de 814 hombres y 958 mujeres, mostró que en el grupo de personas que dormían menos, el número de individuos con obesidad era mayor. Los porcentajes de sujetos con obesidad fueron los siguientes: 28,8% en el grupo de los que dormían 6 horas o menos, 14,8% en el grupo de los que dormían 7 horas, 14,6% en el grupo de los que dormían 8 horas y 13,7% en el grupo de los que dormían 9 horas o más.
En el estudio “B”, realizado por investigadores de las universidades de Standford y Wisconsin, se analizó la relación horas de sueño y liberación de Leptina y Ghrelina, dos hormonas metabólicas que afectan el apetito y el gasto energético (1024 personas involucradas). La Leptina es liberada por los adipocitos (células en las que acumulamos grasa) para indicarle al hipotálamo que tenemos un gran reservorio energético. La Ghrelina, liberada principalmente por el estómago, presenta un alto nivel antes de las comidas (¡hambre!) y un bajo nivel luego de la ingesta de alimentos. ¿Qué encontraron en el estudio? Dormir cinco horas, versus ocho horas de dulces sueños, nos conduce a una menor liberación de Leptina (15,5% menos) y a una mayor liberación de Ghrelina (14.9% más) ¡Queremos comer, queremos comer!
Gran conclusión: ¡A dormir 7 horas o más por día! (y a evitar que la grasa se acumule de forma excesiva en el cuerpo).
Seguramente no escaparemos del sobrepeso y la obesidad con sólo dormir algunas horas más por día, pero este factor, junto con la actividad física y la alimentación, debería ser tenido muy en cuenta en la búsqueda de un peso y un nivel de grasa corporal saludables.
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Recomendaciones:
- Asegurar una rutina de sueño regular.
- Dormir en un ambiente silencioso, oscuro y relajante, ni muy cálido, ni muy frio.
- Quitar televisores, computadoras y aparatos similares de la habitación.
- Alejar el ejercicio físico 2 o 3 horas del momento de ir a dormir.
- Evitar comidas abundantes cerca del momento de ir a dormir.
Fuente: Megatlon