Según el Ministerio de Salud en Argentina, 9 de cada 100 nacimientos son partos prematuros, pero éstos contribuyen al 74% de la mortalidad neonatal y 64% de la mortalidad infantil ya que sólo sobreviven del 60% al 85% al año.
Patricia Brucellaria M.N (84648) es pediatra y neonatóloga del Mater Dei, trabaja en el área de Neonatología en sanatorio ubicado en el barrio de Recoleta, la profesional nos brinda su mirada sobre el mundo prenatal y conmemora a la semana del prematuro, dejando asentado y agradeciendo la difusión sobre la concientización del mundo de Neonatología muchas veces poco visualizado.
Brucellaria: “La Neonatología es la rama de la Pediatría que se ocupa de la atención de los recién nacidos. Por un lado, participamos de la recepción de los niños en la sala de partos, en conjunto con el equipo obstétrico, ofreciendo los cuidados iniciales a los recién nacidos sanos y también a los que nacen con alguna condición de salud. Seguimos a los niños sanos durante su estadía en la maternidad y realizamos los controles de salud luego del alta. Por otro lado, aquellos bebés que nacen con algún problema se internan en la unidad de Neonatología, donde les brindamos los cuidados necesarios. Es decir que nuestra formación cubre un amplio espectro que exige una formación que va desde la atención del recién nacido sano, hasta niños con problemas de salud complejos tales como prematurez, malformaciones, patología quirúrgica, etc. Pero además nuestro rol va más allá de esta enumeración “técnica” que estoy haciendo.
A medida que uno avanza en el ejercicio de esta especialidad, va aprendiendo que existen infinidad de detalles que también hacen a la atención de nuestros pacientes y que pasan no solo por el niño sino que, obviamente involucran a los padres de ese paciente e incluso a la familia ampliada. Trabajamos por el bienestar de nuestro paciente y por el de sus padres. Por eso hablamos de una especialidad centrada en las familias. Somos conscientes de que participamos de un momento muy trascendental para las personas, como es la llegada de un hijo, y eso nos pone en una situación de mucha responsabilidad, así como nos exige ejercitar una identificación mental y afectiva con los sentimientos de los padres”, explicó.
LA IMPORTANCIA DE LA CONTENCIÓN Y ACOMPAÑAMIENTO A LAS FAMILIAS
La doctora: “Como decía antes, la contención y el acompañamiento de las madres y padres son una parte importante de la atención de nuestros pacientes. Se trata de períodos de internación prolongados, que se traducen en un profundo estrés y agotamiento por parte de las madres y padres. Hoy en día se asume que la participación de los padres es fundamental en neonatología, así que el mejor acompañamiento que podemos hacer como equipo de salud es compartir los cuidados con las familias, dentro de las posibilidades del niño y su estado clínico. Este aspecto está muy estudiado y se sabe que genera beneficios tanto para el bebe, en su crecimiento, desarrollo y su evolución en general, como para los padres, ya que formar parte de los cuidados del niño les produce bienestar psicológico dentro de una situación de mucha angustia y preocupación, mejora los lazos afectivos, les ayuda a conocer ese hijo que llegó antes y requiere muchos cuidados. Les permite comprender que aun en una situación adversa como el nacimiento de un hijo enfermo se puede ser madre/padre mientras el niño está internado. No obstante, la inclusión de las madres y padres en el cuidado no es sencilla”, además “es tarea de todos los días”, remarcó.
La influencia de la tecnología, a veces, nos juega en contra. Es una cuestión de actitud ante cada situación en la unidad de cuidados intensivos. Y nosotros, como equipo de salud tenemos el deber de fomentarlo. La creación de políticas más flexibles de ingreso a la unidad, la formación de grupos de padres y la incorporación de los hermanos, son algunos de los principios que animan el llamado “cuidado centrado en la familia”, contó.
PONER EN CONTEXTO ALGUNAS CUESTIONES IMPORTANTES
Brucellaria: “Para ponernos en contexto, primero hay que contar que los niños prematuros son aquellos nacidos antes de las 37 semanas de gestación. Sabemos además que uno de cada 10 niños que nacen será prematuro. Esto nos ubica un poco en las dimensiones del problema. A lo largo de la última década, se observa un incremento en la tasa de prematurez de más de 10 puntos porcentuales. Los factores relacionados con esto son múltiples.
Algunos están relacionados con situaciones de vulnerabilidad, violencias, estrés laboral físico y psíquico, tabaquismo o consumo problemático de alcohol y de sustancias. Otros factores se relacionan con los extremos de la edad fértil (adolescencia y edad materna avanzada) y la morbilidad que conllevan (hipertensión, diabetes y preeclampsia), o con un aumento del número de tratamientos de fertilidad médicamente asistida (con el consecuente incremento de los embarazos múltiples). Dentro del grupo de niños considerados prematuros tenemos a los que nacen antes de las 32 semanas y/o con menos de 1500 g de peso, que son un grupo que se sabe requieren mayores cuidados, internaciones más prolongadas, tienen más incidencia de complicaciones tanto a corto como a largo plazo, etc. Claramente, se trata de un problema de salud pública que supera las dimensiones de lo sanitario y que involucra aspectos sociales, económicos, culturales, y sigue siendo una de las principales causas de mortalidad infantil. Argentina, por otro lado, es un país con grandes desigualdades socioeconómicas y estas a su vez se reflejan en la atención de la salud”, nos informó.
Además, el sistema de salud en sí es desigual, fragmentado y con una gran heterogeneidad en cuanto a la calidad de atención. Eso hace que los problemas relacionados con la prematurez y su prevención sean algo diferentes según el segmento de la población atendido. Podríamos decir que las últimas décadas han sido muy activas en relación con la visibilización del problema, pero falta mucho aún. Creo que ocurre que las familias se informan del tema cuando ocurre el parto prematuro o existe una amenaza de parto prematuro. Hay diferentes instancias de concientización.
La Semana del Prematuro, que se conmemora en el mes de noviembre, es una iniciativa que va en ese sentido: no sólo pretende crear conciencia sobre los derechos de los niños y niñas que nacen «antes de tiempo», sino también movilizar a los miembros de los equipos de salud y a la comunidad toda, para garantizar su protección y cumplimiento efectivo. Como siempre, es el Estado el actor principal en esto. Visibilizar y poner en evidencia la complejidad y la multiplicidad de las condiciones y factores relacionados con la prematurez es el primer paso para elaborar políticas efectivas que reduzcan su incidencia”, explicó.
Tomo las palabras del documento del Ministerio de Salud sobre Política Integral para la Prematurez: “el acompañamiento integral, la gestión de recursos y asignaciones que correspondan, la prevención de las violencias y protección de derechos, la consejería y búsqueda activa de las personas gestantes resultan estrategias centrales para la prevención de la prematurez. Estas acciones involucran no sólo al Sistema de Salud (en los distintos subsectores y niveles de atención), sino a todos los actores (organismos y organizaciones comunitarias) comprometidos en el abordaje corresponsable de la prematurez”. En definitiva, “es una tarea de todos” concluyó.
MÉDICOS COMO TESTIGOS
En el día a día de la neo los médicos somos testigos o partícipes de situaciones de todo tipo: tristeza, alegría, inquietud, enojo, impotencia, momentos divertidos también.
Me cuesta poder hablar de algún caso particular. Sin embargo siempre me impacta el sentimiento de culpa materno que muy habitualmente acompaña a esta situación y que hace más difícil enfrentarla: culpa por no haber tenido un hijo nacido a término, y, en cambio, sí un bebé pequeño y frágil, que se ve sometido a un entorno agresivo por la necesidad de múltiples tratamientos médicos; culpa por no poder cuidar personalmente al hijo, que está sometido a un cuidado «socializado», realizado por muchos profesionales. Enfrentarse en los primeros momentos a la vulnerabilidad del hijo es una situación crítica, a la que pueden venir a sumarse otras como la posibilidad de que el hijo muera. Irse de alta del sanatorio sin su hijo es otro momento difícil para las familias.
Más allá de lo que el equipo de salud pueda conversar con estas madres y padres, creo que sirve mucho poder compartir con pares, es decir, padres que están o que han pasado por lo mismo. Me parece que eso les produce un sentimiento de compañía, de no estar solos en ese camino”, contó la doctora.
¿UN BEBÉ PREMATURO ES IGUAL A UNO QUE NO LO FUE?
No exactamente, aunque siempre tenemos que recordar que estos niños en algún momento dejan de ser prematuros. En cuanto a los cuidados generales, son importantes los controles periódicos de salud, el seguimiento por pediatras especializados en niños ex prematuros, mantener el calendario de vacunación al día, la prevención de infecciones, sostenimiento de la lactancia materna, adecuada nutrición, etc.
Muchos bebés egresan de Neonatología y posteriormente crecen y se desarrollan correctamente. Otros pueden tener problemas físicos (por ejemplo, algún tipo de disfunción motora, problemas respiratorios, déficits de crecimiento, etc.) y/o problemas sensoriales o en su desarrollo cognitivo. Estas condiciones, de alguna manera pueden afectar su calidad de vida y la de sus familias. Por ello, requieren un seguimiento muy cercano, para acompañarlos y tratar las dificultades existentes y detectar tempranamente aquellas que puedan aparecer. De no pesquisar tempranamente estos trastornos, pueden hacerse evidentes recién cuando el niño va a la escuela, lo que podría traer aparejado dificultades en la escritura, en las tareas de autocuidado y en el juego. No obstante lo dicho vale recordar que, si bien se trata de un niño que atravesó situaciones de salud complejas, se merece vivir su infancia de la manera más plena posible y evitando hacer hincapié en su posible vulnerabilidad.
Las experiencias difíciles y complejas en la Neonatología dan lugar a lo que los psicólogos denominan “parentalidad compensatoria”. Esta surge de representaciones del niño como vulnerable y la necesidad de los padres de compensar luego del alta los sufrimientos que ellos suponen debieron significar la internación y los cuidados, en algún caso agresivos (para la mente de los padres), a los que fue sujeto el bebé en Neonatología. Los efectos de esto pueden dar lugar, por ejemplo, a una sobreprotección, o a la no puesta de límites de parte de los padres, situación que marca en la crianza comportamientos compensatorios de estas primeras experiencias”, Brucellaria.
Brucellaria: “Por eso quiero citar lo que se menciona en una nota de la Red de Familias Prematuras (http://www.familiasprematuras.com.ar/ ), que se llama “¿Cómo poner límites luego de haber vivido a una situación extrema?” y que dice lo siguiente: “Cuando reciben el alta, tanto el padre como la madre pasan de nuevo por una incertidumbre y mezcla de sentimientos: la alegría por irse a casa, hacerse cargo plenamente de su bebé y por fin, celebrar el nacimiento; pero también suelen sentirse vulnerables por todo lo vivido y aumentan la atención, la protección y el cuidado de su hijo o hija. […] Es importante evitar la sobreprotección, pero fomentar el acompañamiento. Sabemos que en el caso de los bebés que nacieron prematuros y que pasaron por experiencias extremas esto es difícil. No hay que confundir el amor con la sobreprotección. El niño debe transitar por el placer de conseguir lo que desea, pero en ocasiones, por su bienestar, también tendrá que hacer cosas que no sean de su agrado”, concluyó.