Esta enfermedad afecta a las venas que son las encargadas de retornar la sangre hacia el corazón. En las piernas este trabajo es en contra de la gravedad y el organismo se vale de las válvulas de las venas y del bombeo que ejercen los músculos para lograrlo.
En los casos de enfermedad venosa crónica, las paredes de las venas se debilitan, las válvulas se dañan y permanecen llenas de sangre.
“Son como puertas de dos hojas que se abren cuando el músculo se contrae impulsando la sangre hacia arriba y se cierran para impedir que la sangre vuelve hacia atrás. Cuando hay una insuficiencia venosa el funcionamiento no es normal por lo tanto la sangre vuelve hacia abajo”, explica la doctora Mabel Bussati (M.N. 57716), especialista en Flebología y Linfología y médica de planta honoraria del sector de Flebología y Linfología del Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires.
Esta enfermedad es hereditaria, pero también hay factores que pueden predisponer al desarrollo: el exceso de peso, el sedentarismo o permanecer de pie por largos periodos de tiempo.“Si la actividad diaria demanda estar mucho tiempo parado o sentado, es recomendable hacer una pausa y dedicarse a caminar un poco. Y en el hogar, se pueden elevar las piernas, inclinando la cama con tacos o con algún objeto debajo del colchón. Otras recomendaciones son practicar natación, caminar o andar en bicicleta sin adicionar peso”, indica Bussati.
Si la enfermedad no se trata, progresa y las consecuencias pueden ser graves. Por ejemplo, se puede desarrollar una trombosis.
Depende del diagnostico se va a indicar un tratamiento y son variados: inyeciones esclerosantes –para secar la vena–, láser, microcirugía o cirugía para las várices. La médica recalca que también son importantes los tratamientos preventivos, como medicamentos que mejoran la circulación o la compresión a través de medias recetadas.
Cómo prevenir las várices
1.- Mové las piernas. Si tenés un trabajo sedentario, o debés permanecer mucho tiempo de pie, fijate de hacer ejercicios con las piernas y los tobillos. Siempre que puedas, poné las piernas en alto.
.2.- Usá medias de compresión. Es el médico el que te va a indicar el ajuste adecuado para tu caso.
3.- Seguí la medicación que te indicó el especialista: la clave está en ser constante y no dejarla.
4.- Ejercitate con regularidad. Caminá, andá en bicicleta, o hacé natación, por ejemplo.
5.- Durante el embarazo, intentá descansar con las piernas en alto y sobre el lado izquierdo. Hidratá bien la piel de las piernas.
Es importante la meta sea motivadora, tangible y factible, y se exprese en forma clara y concreta, de modo que sea comprendida por todos los integrantes de la empresa.
Fuente: ConBienestar