Los productos procesados y de rápida cocción pueden salvarnos del apuro, pero a la larga generarnos algunos problemas físicos. Prestando atención a 8 señales que nos da el cuerpo podremos saber cuándo estamos comiendo mal o llevando una alimentación desequilibrada.
Cansancio frecuente
De acuerdo con los nutricionistas, la fatiga constante es uno de los síntomas de la mala alimentación. También puede estar asociada a otras patologías, por lo que siempre es aconsejable visitar a un médico en estos casos. Sin embargo, muchas veces se la relaciona con la mala nutrición que produce un enlentecimiento del metabolismo.
Las proteínas son una gran fuente de energía. Cuando consumimos muchos hidratos de carbono y pocas carnes magras o lácteos, podemos sentir un debilitamiento en los músculos, ese que entorpece la realización de los quehaceres cotidianos. El consumo excesivo de azúcar también puede generar cansancio, por lo que los especialistas recomiendan moderar su ingesta diaria.
Problemas digestivos
Cuando nos sentimos hinchados o “pesados” es porque no estamos llevando una dieta balanceada. La constipación es una señal que nos da el cuerpo respecto a un posible faltante de fibra en el organismo. Sin embargo, cuando vamos seguido al baño, ocurre lo contrario: podemos estar ingiriendo demasiada fibra.
Exceso de apetito
Cassie Bjork, dietista de Healthy Simple Life y autora del libro “Eat This, Not That” (“Come esto, eso no”, en inglés) comentó que cuando la gente arranca dietas extremas para bajar de peso, luego tiene un apetito voraz que la lleva a comer alimentos insanos y en grandes cantidades.
Para la especialista, la necesidad de comer en exceso “puede ser una señal de que el cuerpo no está obteniendo los nutrientes que necesita”. En ese sentido, señaló: “Es una respuesta bioquímica y una señal del cerebro de que no le estás dando a tu cuerpo lo que necesita”.
Resfríos frecuentes
Para Cassie Bjork, las proteínas son importantes para tener un sistema inmune fuerte que nos proteja de las enfermedades. “Los cambios de dietas o la mala alimentación (consumir productos procesados, etcétera) y la limitación de la ingesta de carne (sin reemplazar esas fuentes de proteína), pueden debilitar las defensas del organismo”, sostuvo la especialista, que insistió en que un aporte adecuado de proteínas es indispensable para generar defensas y estar protegidos frente a virus y bacterias. Algunas de ellas son las carnes magras, las legumbres, los frutos secos y los brotes de soja o de lentejas.
Mal humor
Sumergirse en una dieta para bajar de peso puede ponernos de muy mal humor. El cuerpo deja de recibir sus dosis de carbohidratos y eso repercute directamente en nuestro estado de ánimo. De acuerdo a los consejos dados por la nutricionista en su libro “Eat This, Not That”, los pequeños permitidos pueden cambiar ese estado psíquico. Allí, sugiere no eliminar los hidratos de carbono por completo y comer (de vez en cuando) algo dulce con bajas calorías como un pedacito de chocolate amargo.
Olvidos constantes
De acuerdo con un informe publicado en la revista científica Annals of Neurology “consumir demasiadas grasas saturadas podría asociarse con dificultades en la memoria”. Dicho estudio (del que participaron 6183 mujeres que se sometieron a un análisis de su dieta), confirmó que aquéllas que consumían más de este tipo de grasas, obtenían un peor puntaje en las pruebas de memoria cognitiva y verbal.
Dolores de cabeza o migrañas
Los dolores de cabeza pueden significar muchas cosas y desencadenarse por distintos factores. Cuando se vuelven recurrentes al empezar una dieta nueva, quiere decir que algo no anda bien en el organismo. “Cuando las personas no comen suficientes carbohidratos, los niveles de azúcar en sangre pueden hundirse y causar esos dolores”, explicó la nutricionista Isabel Smith, quien aclaró que eso también puede suceder con la excesiva ingesta de azúcar, por lo que es recomendable incorporar carbohidratos con bajo índice glucémico.
Acné o granitos
Nuestra piel habla por sí sola. Cuando aparecen granos, sarpullidos o acné, la alimentación puede ser la culpable, aseguran algunos estudios publicados en la revista científica Dermato-Endocrinology. Para contrarrestar eso, es necesario reducir la ingesta de dulces y aumentar el consumo de verduras. Zanahoria, calabaza y batata sirven para nutrir e hidratar la piel.
Fuente: ConBienestar