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Pesocentrismo: cuando el número no determina la salud


Publicada: 2024-02-19 13:24:58

El Dr. Tomás Jakob, Médico cirujano y Director de Bariátrica Online (MN 134.354), explica cómo los kilos no determinan si una persona goza de un buen estado físico o no, pero sí los hábitos y cómo se alimenta. La balanza, cómo antes se creía, no define: no existe el peso ideal.
La buena salud de una persona está determinada por múltiples variables: principalmente, el estilo de vida, los hábitos, la alimentación, si realiza actividad física y si tiene controlado el estrés. Este último punto es muy importante ya que puede afectar tanto a nivel hormonal como psíquico.

Por esta razón, es fundamental conseguir buenos descansos, poder dormir bien y tener un sueño reparador. Hoy en día como profesionales de la salud, vemos que los pacientes muchas veces se adaptan a una dieta estricta, pero no logran trabajar en técnicas para disminuir el estrés y, en consecuencia, tener un mejor descanso. En forma conjunta o independiente, los altos niveles de estrés que se reflejan en hormonas como el cortisol, la adrenalina, la noradrenalina impactan negativamente en el sistema nervioso de las personas y en su calidad de vida, lo mismo que el descanso.

Por otro lado, las personas que realizan mucha actividad física también es importante que descansen: de hecho, cuando uno planifica el estilo de vida saludable de una persona, tiene que cuantificar la carga de actividad física y es muy importante el descanso. También evaluamos el contexto general, los antecedentes del paciente, si tiene alguna condición genética, si tuvo enfermedades en el pasado o en el presente, cómo puede ser hipertensión, diabetes, colesterol, apneas del sueño, hígado graso y también qué tipo de alimentación tiene ese paciente; tratamos de adaptar el plan de estilo saludable a la realidad del paciente: no es lo mismo uno que trabaja de día a otro que lo hace de noche, uno que lo hace por ocho horas a otro que lo hace por doce, lo cual en nuestro país actualmente hay muchas personas que lo hacen por más tiempo y en condiciones no saludables.

No hay un peso ideal para cada persona, de hecho, la misma persona puede tener pesos en los cuales se sienta cómoda, confortable y muy a gusto en distintos momentos de su vida. No es lo mismo en la adolescencia que en la juventud que luego, en el caso de las mujeres, de tener hijos o luego de la menopausia. En el caso de los hombres, no es lo mismo en la juventud que luego de los 40 ó 50 años cuando el efecto hormonal de la testosterona disminuye. Entonces, dicho esto, ¿hay un peso ideal para cada persona? No, no hay un peso ideal; lo que nosotros tratamos de trabajar con el paciente es que hay un rango de pesos saludable y entonces allí es cuando el paciente tiene que evaluar dentro de ese rango en qué peso se siente más cómodo y a gusto porque también es verdad que cuando uno baja de peso muchas veces la piel se estira, entonces prefieren evitar esta instancia. Es muy común y lo vemos todos los días.

En un país cómo Argentina que tiene una gran presión estética sobre las personas, donde la sociedad en general se ven muy presionados por ello. Desde hace muchos años que está el estereotipo de la persona flaca y que la persona es sana, cuando no es así porque hay muchas que son delgadas o que tienen un índice de masa corporal supuestamente acorde pero tal vez fuman, tienen mucho estrés o hipertensión, que tienen diabetes (hasta la que requiere insulina), que tienen niveles altos de estrés y se infartan; es muy común ver en el hospital cómo llegan pacientes delgados que no son saludables y que tienen problemas vasculares, problemas de infartos, de ACV, de diabetes, hipertensión, colesterol. Además, hay muchas personas que por cuestiones genéticas o por la cantidad de actividad física que realizan, no se alimentan de una forma saludable pero sí tienen un peso normal.

Adicionalmente, este estereotipo también conlleva que se pueda producir en muchas personas sufrimiento por distintas cuestiones relacionadas con la imagen corporal y el peso, lo cual no tiene relación con el estado de salud de la persona. O sea, hay personas que son delgadas y que no son saludables.

Claramente, acá intervienen conceptos como el estigma de la obesidad o, en su contracara, el estereotipo de la persona flaca y saludable.

Lo que está demostrado científicamente que es lo que genera más salud a largo plazo es, cómo siempre decimos, una mesa de tres patas: una pata es la alimentación, otra es el estrés y los hábitos saludables y otra pata tiene que ver con la actividad física. Entonces, cualquiera de las tres patas que falle, la mesa se cae.

 

Como mencioné anteriormente, es muy importante todos los días hacer un esfuerzo enorme por disminuir la cantidad de estrés que tenemos, porque está directamente relacionado con la cantidad de estrés que recibimos de nuestro entorno. Entonces, ahí tenemos que analizar al individuo en su contexto en donde, en todas las sociedades occidentalizadas del mundo, hay mucho aumento en las últimas décadas del nivel de estrés. En ese sentido, en países quizás con desorden social o económico como Argentina, genera mayor estrés en las personas desde el punto de vista psíquico, hormonal y físico, conllevando a un peor descanso. Eso lleva a que la persona esté más estresada y se produzca un círculo vicioso y que además sea más difícil alimentarse saludablemente.

Con respecto a la segunda pata de la mesa, el trípode, la alimentación. En las últimas décadas la industria de la alimentación lamentablemente ha desarrollado múltiples alimentos procesados, multiprocesados de muy mala calidad alimentaria, pero de muy fácil disponibilidad para las personas. Ponemos siempre el ejemplo de que en los hospitales hay máquinas expendedoras de snacks de comida chatarra y uno dice,” justo en los hospitales hay máquinas expendedoras de, llamémosle, este veneno alimentario”. Hay toda una cuestión comercial atrás y una presión de la industria alimentaria.

Por otro lado, es verdad que para combatir la desnutrición se han desarrollado estrategias de políticas alimentarias en donde, claramente, cuando hay que cuidar el costo, lo más barato lamentablemente son alimentos de mala calidad como pueden ser las harinas refinadas y demás alimentos procesados. Yendo a la parte de actividad física, en las últimas décadas, junto con el desarrollo de la industria de la alimentación de mala calidad y perjudicial para el ser humano, también ha sucedido que ha aumentado el sedentarismo por varias razones, siendo una de ellas la vida en grandes ciudades: está demostrado que las personas que viven en comunidades de más de 5.000 habitantes tienden más al sedentarismo que generaciones hace 50 ó 60 años. Entonces, el hecho de no tener que, por ejemplo, buscar más leña y tener calefacción o usar medios de transporte en vez de caminata o bicicleta o estar enfrente a la computadora todo el día trabajando o enfrente a la televisión, permite que aumente el sedentarismo.

Por ende, las personas no realizan nunca o nunca han realizado actividad física y tampoco la necesitan. Entonces, el hecho de que nuestro cuerpo no tenga todos los beneficios de realizar actividad física, que incluyen fortalecimiento muscular, fortalecimiento tendinoso, también genera una retroalimentación positiva en el desarrollo ocio, además de los efectos psíquicos y psicológicos positivos que producen las endorfinas agregadas en la actividad física.

Estos tres principios fundamentales de alimentación, estrés, descanso y actividad física es lo que generalmente está desequilibrado y lamentablemente tenemos que trabajar, o sea, no es fácil y todos los días de nuestra vida tenemos que trabajar activamente en poder conservar ese equilibrio.