En caso de que deseemos bloquear nuestro perfil, configurar la cuenta como privada es básicamente lo más simple y sencillo que podemos hacer, además de rápido. Esto significa que nadie, en el futuro, podrá visualizar nuestras fotografías o historias, a menos, claro está de que los aprobemos.
De esta forma, cuando una cuenta es privada, los usuarios que visiten nuestro perfil únicamente podrán ver nuestro nombre y la imagen que hayamos incluido. A su vez, también pueden solicitar seguirnos. Sin embargo, para que puedan ver las fotos o historias, es imprescindible confirmar dicha solicitud.
¿Cómo configurar nuestra cuenta como privada? El proceso es bastante simple. Solo debemos dirigirnos al menú de configuración de Instagram, que encontraremos “escondido” en la página de perfil, justo detrás del icono situado en la esquina superior derecha, lo que abrirá un menú lateral con distintas opciones.
Accedemos a Privacidad, luego pulsamos sobre Privacidad de la cuenta y activamos la opción Cuenta privada. Nuestra cuenta será privada cuando el interruptor quede activado en color azul.
Eso sí, aquellos usuarios que ya nos seguían con anterioridad seguirán siguiéndonos.