EL CAMBIO CLIMÁTICO ALTERA AL VERDADERO PULMÓN DEL PLANETA: LOS OCÉANOS
De acuerdo con la UBA, la potencial vacuna contra el COVID-19 se desarrolló bajo la coordinación del doctor Jorge Osorio y se basa en simulaciones de laboratorio. En tanto, agregaron que no solo fue pensada para proteger a las personas contra esa enfermedad, sino también contra el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), el Síndrome Respiratorio de Medio Oriente (MERS) y otros coronavirus emergentes.
Para realizar la preparación, se insertaron genes del COVID-19 en un segundo virus atenuado que se utiliza como vector. De esta forma, al ingresar al organismo actúa como si fuese una infección natural y «resulta efectiva a la hora de enseñarle al sistema inmunitario a combatirlo».
Además, se usaron varias cepas del microorganismo, tanto humanas como de murciélagos, lo que permitió la generación de tres proteínas destinadas a animales y potencialmente a personas.
Durante el desarrollo de una vacuna para uso en humanos se prevén tres etapas: una de producción en el laboratorio, una fase preclínica en animales y una tercera de pruebas en personas.
Los investigadores de la UBA, que serán dirigidos por la doctora Silvia Colavecchia en colaboración con la doctora Silvia Mundo y el doctor Gabriel Capitelli, evaluarán la capacidad de la vacuna MVA-MoCov en animales. Es decir, colaborarán en el desarrollo de la segunda fase del proyecto.
Durante la misma, se estudiará la capacidad del sistema inmunitario de animales domésticos y silvestres para reaccionar frente a los antígenos de la vacuna. Así, se analizará si consigue generar una respuesta que los inmunice frente a la enfermedad del COVID-19.
Los resultados de los estudios se incorporarán al grupo de trabajos preclínicos que también se realizarán en Estados Unidos en relación con esta vacuna.
Fuente: conbienestar