Seleccionar página

CÓMO TRATAR AL NIÑO O ADOLESCENTE QUE HACE BULLYING


Publicada: 2022-02-10 22:24:08
La prevención del acoso escolar tiene una responsabilidad compartida entre todos los que se encuentran en el entorno.

Una broma a un par, pasa a transformarse en acoso escolar cuando el niño se siente ofendido o comienza a sufrir. El bullying está siendo en la actualidad una de las problemáticas más frecuentes a nivel escolar. La manera en la que los/las niños/as se vinculan entre ellos deja en evidencia una modalidad de interacción con un otro cada vez más predominante que hasta hace algunos años no estaba en nuestro lenguaje cotidiano.

Siempre es muy importante destacar el rol de la escuela y docentes para poder identificar situaciones de acoso escolar, brindando sostén y contención a las víctimas de bullying. Pero, ¿qué sucede con los niños que ejercen este tipo de violencia a otro? ¿Cuáles pueden ser las razones que lo llevan a realizarlo?

Según la Lic. en Psicología, Noelia Girón ( MN. 70226), algunas de las razones que pueden llevar a que un niño/niña ejerza acoso escolar sobre otros puede ser el deseo de pertenecer a un grupo. Muchas veces sucede que estos niños no encuentran una modalidad adaptativa para conformar amistades y recurren al bullying para obtener un lugar destacado en una grupalidad.

Bullying: qué es, síntomas, tratamiento e información


Por otra parte, el contexto familiar es muy importante ya que pueden ser comportamientos que han sido adquiridos a lo largo de su vida al crecer en un contexto más agresivo y hostil. El autoconcepto y la autoestima del niño también es un factor crucial para comprender por qué pueden llevar a cabo estas conductas. Muchas veces, su dificultad para verse a sí mismos como personas valiosas hace que tampoco puedan concebir así a los demás.

Desde una perspectiva neurobiológica nos encontramos con personas cuyo comportamiento es menos inhibido, riesgoso y con mayor tendencia a generar respuestas impulsivas. Este tipo de comportamiento llega a afectar los resultados de las evaluaciones neuropsicológicas, que se asocian a la presencia de estos indicadores con una mayor probabilidad de ejecutar conductas agresivas y porque este tipo de comportamientos (impulsividad, disminución en la evaluación de riesgos) repercute en las actividades de la vida diaria que implican un proceso formal de toma de decisiones.

Signos para distinguir a una personalidad abusiva

Tanto la comunidad educativa como las familias deben estar atentas a diversos signos de alarma que puede ayudar a identificar una característica de personalidad más abusiva. Entre estos signos de alarma pueden encontrarse:

  • Niños con baja tolerancia al rechazo y/o frustración, tomando las discrepancias con los otros como un ataque hacia su persona.
  • Conducta física y emocional agresiva.
  • Haber sido víctima de situaciones de violencia (tanto escolar como familiar).
  • El tipo de amistades que frecuenta suelen ser personalidades abusivas y agresivas.

Este tipo de niño o adolescente suele presentar un tipo de perfil en el que tienen tendencia a mostrarse irritables, aún en el hogar con los padres o hermanos. Entre las conductas observables a nivel cognitivo suelen mostrar dificultades para manejar el control inhibitorio, por ende, pueden ser impulsivos a nivel verbal o motor.

La falta de empatía se asocia a un déficit en las habilidades sociales que, por consecuencia, genera la dificultad en la resolución de conflictos, empezando por costarles responsabilizarse de sus actos y tender a justificarlos y culpar a los demás. Utilizan un circuito o modelo de interacción con los demás basado en el dominio y la sumisión.

El rol de los padres de un niño que hace bullying

Entonces, ¿cuál es nuestro rol como padres es caso de detectar que es nuestro hijo el que lleva a cabo estos comportamientos? Una de las principales intervenciones a nivel familiar será la comunicación:

  • Hablar y explicarle al niño/a que el bullying no será una conducta tolerable en ningún aspecto.
  • Supervisar el juego y ambiente en el cual se maneja el niño.
  • Mostrar empatía, cariño y contención para que pueda servir como un modelo en su entorno.
  • Buscar ayuda a nivel profesional para comenzar tratamiento individual y entrevistas de orientación a padres.

Qué hacer desde la escuela frente a un caso de bullying

La educación emocional es fundamental, incluirla al mismo nivel que los otros contenidos curriculares.

Los docentes deben estar capacitados en la detección y signos de alerta tanto del niño acosado como del que lo provoca.

El niño que hace bullying también necesita de la atención afectiva del maestro, para poder sentir la confianza y seguridad de trasmitir sus estados emocionales, y por sobre todo anticipar una acción para que el adulto opere de mediador y lograr frenar una acción inadecuada.

Leé más: Bullying en EEUU: un nene de 12 años murió tras sufrir maltrato físico y verbal en el colegio

A la intervención adecuada en el momento justo o etapa de prevención, se la llama intervención psicoeducativa. La misma permitirá ayudar a los chicos a modificar estas conductas. En las intervenciones propuestas para realizar en el ámbito escolar con los niños, hay que trabajar los pasos de la resolución de problemas:

  • Primero deberá reconocer el problema y en este caso deberá dejar de justificar la conducta de acoso y asumir su conducta inadecuada.
  • Trabajar con ejercicios de desarrollo de la empatía a través de cuentos, fábulas o videos cortos animados.
  • Utilizar una técnica de refuerzo positivo para motivar las buenas acciones con objetivos claros, a corto plazo y en principio fáciles de realizar y luego ir aumentando la complejidad.
  • Practicar modos de expresar emociones y analizarlas con dinámicas donde no queden expuestos ninguno de los dos actores del vínculo, pero que sí puedan identificar esas condiciones emocionales en un personaje de una historia o película.

Si la familia y la escuela trabajan de manera colaborativa, van a lograr que el acosador cese su conducta de bullying y se recupere.

La prevención del acoso escolar tiene una responsabilidad compartida entre todos los que se encuentran en el entorno de esos niños o adolescentes. No está mal pedir ayuda profesional para asesorar a la escuela o a la familia cuando la situación ya comienza a aparecer o está instalada.

(*) Mariela B. Caputo es Lic. en Psicopedagogía (M.P. 199.685), Máster en Neuropsicologogía, investigadora del doctorado de la Facultad de Medicina UBA, especialista en Nivel Inicial en UCA, autora colección PEALI (Plan estratégico de adquisición de lectura Inicial. Ed. Neuroaprendizajeinfantil) y directora de GNOSISKIDS by NEDUTEC. Creadora del videojuego KIKI en equilibrio.

Fuente: Conbienestar